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Tienes dinero?... compra tu yate!




La navegación es un arte esnob, seamos realistas y sin ánimo de ofender a los lectores que la practiquen. Y es que los hay que lo hacen por hobby, como deporte o como parte de su pasión. Pero también los hay que poseen o viven en una de estas joyas a motor porque viste y porque es una experiencia más que gratificante. Permite viajar, disfrutar de aguas cristalinas e intimidad en plena costa y, en definitiva, poseer un apartamento portátil muy apañadito. Los que en ellos habitan han creado un micromundo con jerga propia incluida. De hecho, podemos leer en el Telegraph cómo en Inglaterra aquellos cuyo yate posee retrete llaman a los que no “sin retrete”.
Pero nuestras propuestas de hoy se dirigen al alto estanding, a aquellos que pueden permitirse gastos descomunales y que harían un uso eventual de su yate. Empezamos con lo que parecer ser la última moda en el sector de las viviendas flotantes. Embarcaciones antiguas, pedacitos de historia reconvertidos en pequeñas viviendas de lujo. Ahora el puente de mando se ha reconvertido en cocina y, en general, se ha dotado la embarcación de otras comodidades.
Hay yates valorados en importes tan elevados que sus lujos se consideran noticia. Es el caso del del millonario ruso Andrey Melnichenko, que posee una embarcación de 300 millones de dólares. Sólo sus detalles decorativos ya están valoradas en millones de euros y en sus 394 pies de eslora alberga menudeces como dos discotecas o un helipuerto. Un poco más modesto es el “barquito” que se vendía a principios de año a las orillas del Támesis. Una vivienda flotante valorada en casi 1.200.000 euros que dispone de recepción, estudio, piscina y tres suites (una de ellas, con un enorme guardarropa).
Para los más aventureros, o para los amantes del cine, hay una opción irrechazable: el híbrido yate-submarino que sale en las películas de James Bond. Sólo hay un prototipo y reservarlo cuesta 2.600.000 euros. Dispone de una lancha con dos motores de 440 caballos, lo cual le permite alcanzar unos 75 km/h. Pero lo mejor de todo es que en cualquier momento puede sumergirse hasta los 70 metros de profundidad, permitiendo contemplar el fondo marino gracias a sus vistas de 180 grados.
Y, ya para terminar, una opción para los ecologistas. Porque puede que tanto despiporre de dinero os haya hecho pensar en el medio ambiente. Pues bien, el diseñador Liviu Tudoran ha presentado un yate de lujo y ecológico a la vez, dos conceptos que no suelen ir de la mano. El techo está recubierto de paneles solares que producen energía suficiente como para navegar y, a la vez, mantener la sala de conferencias, restaurante y lujosos camarotes. El proyecto aún es sólo eso, un proyecto. Y, además, parece más bien pensado para ejercer de hotel flotante. Aún así, lujo no le falta.
Opciones para todos aquellos que puedan permitírselo. Por cierto, las últimas noticias que llegan desde Mónaco dicen que este año la crisis sí que se nota. Los ricos han cambiado el yate por la terraza y la suite por la habitación estándar. Si antes hablamos de lujo en Mónaco, antes el lujo abandona Mónaco. Eso sí, el concepto de cisis cuando se tiene una cuenta bancaria repleta es muy relativo. Seguiremos informando. Uff ya me dio hambre… regreso.